Este ensayo es sobre la pasión, sobre la soledad discursiva y sobre las orillas del mundo. Este escrito, suceso que es único a pesar de su referencia constante, debe ser sincero y con ello me refiero a que debe ser franco, lo más explícito posible, lo menos hermético, no debe haber ningún camuflaje ni rodeos, ni superficies otras. Es así porque ningún libro debiera guardar ningún secreto, ni debieran decir unas cosas por medio de otras. Este escrito está lleno de lujos y aunque pudiera parecer más extenso de lo debido, es muy económico en cuanto a que no oculta nada, el tiempo que el lector usualmente ocupa en descifrar cosas, lo puede usar en dormir.
Uno de esos lujos es el de tomarse la libertad de hablar de Estética sin leer sobre ella. Pero es un lujo, no un capricho. Hay una idea muy importante sobre el tiempo en la escritura: que no lo hay. No hay tiempo suficiente. Estuve pensando, y con ello perdiendo un poco el tiempo, en que si escribo sobre un par de temas por año, requiero de al menos veinticinco a partir de hoy, para escribir sobre cincuenta temas distintos, eso es demasiado para muy poco. Uno tiene que tomar decisiones fuertes al respecto, y debe decidir detenidamente qué leer. La más difícil decisión de todas es la de elegir entre leer o escribir. Este escrito es sobre por qué elegir la segunda. No obstante escogí algunas lecturas que siento imprescindibles sobre Estética, entre ellas, lo que he leído de Arthur Schopenhauer ha sido lo más relevante. Este escrito que hoy escribo, el lector lo lee hoy, ese hoy no lo compartimos.
A lo largo de éste trabajo que no es investigativo si no de introversión, pues se dedica por sobre todas las cosas a lo interior porque la Estética se dedica a ello, se irá viendo que esa libertad de encontrar la estética sin recurrir a los libros que se acostumbra para ello, se debe precisamente a lo que acabo de decir hace unos momentos1.
Hay que desmembrar las ideas que le rodean, las máquinas que le producen, la manera en que nos envuelven, escribo aquí sobre algunas de las cosas que me envuelven. El lector común es el principal aquí, el lector especializado no debe hurgar ni asumir cosas que no estén sucediendo en la prosa, no debe buscar sentidos ni síntomas, seré explícito para ahorrar ese tiempo que no se tiene, si aún así, el lector especializado intenta escudriñar algo más, estará perdiendo el tiempo. No tendrá manera de probarlo. Nada de eso es necesario, porque escribo aquí (nótese) de mi propia soledad, ahórrese esa clase de juicio, léase esto y aprovéchese también mi tiempo, porque a veces he preferido escribir, que vivir una vida.