Tenía que publicar éste de Ikram, por que es delicioso.
¡Con la fuerza de mi internet, como antes había la fuerza de mi firma! Es así como piensa mucha gente en relación con estos asuntos de tecnología avanzada. Mire, usted probablemente no lo sabe, o lo sabe y se olvidó de tomarlo en cuenta, pero existe un mundo fuera de internet, un mundo real con humanos reales. Por supuesto, este mundo no es tan limpio y ordenado y liso como la pantalla, pero es, existe. Permítame decirle cómo funciona este mundo. El cassette que escuchó la semana pasada fue comprado en Alepo, el de la semana anterior también. Alepo es una ciudad del norte de Siria, muy bella, muy varonil, construida con piedra de cantera, es una ciudad industrial. (...) En Siria, los videos, la ropa, los libros, los juguetes, los cassettes, todos son piratas. A nadie se le ocurriría pagar derechos en dólares cuando pueden no hacerlo. En el caso del cassette de la semana pasada, es el único que cuenta con permiso, porque la cantante es cuñada del vendedor y dueño de la tienda. (...) Si usted quiere meterse a internet a buscar las canciones de esa cantante o la grabación del oficio de navidad en una Iglesia de rito siríaco, hágalo. Dudo mucho que lo vaya a encontrar, pero adelante, me puede dar la sorpresa. Le voy a dar más datos: en Siria no hay internet, tampoco modem. Mi hermano pidió permiso para ello hace más de dos años. No hay. Siria es una dictadura. Así funcionan las dictaduras. Es más, para tener un fax hay que pedir permiso. Lo dan generalmente a la gente del sistema. Yo no pude en este último viaje mandar mis artículos desde Damasco, porque no se puede. La gente que tiene fax cree que la policía tiene forma de recibir el mismo fax en sus oficinas y checarlo, y los faxes públicos se quedan con la copia, esta es la realidad. Usted ahora estará pensando: ¡pero qué atraso, qué horror! Estos mismos hombres, atrasados, sin internet, sin modem, sin fax, cuando entran en las competencias internacionales las ganan, porque llegan a tiempo cuando usted llega tarde. Porque en México tenemos internet pero no tenemos sentido del tiempo. Ellos están atrasados sobre nosotros al no tener internet y nosotros somos atrasados sobre el mundo entero al no habernos dado cuenta que el tiempo se volvió el valor esencial en el capitalismo. Además ganan los mercados porque cumplen con las exigencias de control de calidad y nosotros no, es decir, que saben competir; y para colmo en las negociaciones se hacen acompañar de un especialista en derecho mercantil y derecho internacional, y a nosotros ni se nos ocurre, porque tampoco tenemos el sentido de la ley. ¡Ah, pero tenemos internet! ¿Qué quiero decir con todo esto? Quiero decir que el mundo no va tan rápido como se cree que va cuando se mira únicamente a sus élites. Y quiero decir que es complejo. En el mundo, en cada país y en cada hombre conviven lo arcaico y lo futurista, y la flexibilidad que se necesita para manejar estas complejidades no está en Internet, está en la inteligencia y en la sensibilidad de cada uno de nosotros.
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¡Con la fuerza de mi internet, como antes había la fuerza de mi firma! Es así como piensa mucha gente en relación con estos asuntos de tecnología avanzada. Mire, usted probablemente no lo sabe, o lo sabe y se olvidó de tomarlo en cuenta, pero existe un mundo fuera de internet, un mundo real con humanos reales. Por supuesto, este mundo no es tan limpio y ordenado y liso como la pantalla, pero es, existe. Permítame decirle cómo funciona este mundo. El cassette que escuchó la semana pasada fue comprado en Alepo, el de la semana anterior también. Alepo es una ciudad del norte de Siria, muy bella, muy varonil, construida con piedra de cantera, es una ciudad industrial. (...) En Siria, los videos, la ropa, los libros, los juguetes, los cassettes, todos son piratas. A nadie se le ocurriría pagar derechos en dólares cuando pueden no hacerlo. En el caso del cassette de la semana pasada, es el único que cuenta con permiso, porque la cantante es cuñada del vendedor y dueño de la tienda. (...) Si usted quiere meterse a internet a buscar las canciones de esa cantante o la grabación del oficio de navidad en una Iglesia de rito siríaco, hágalo. Dudo mucho que lo vaya a encontrar, pero adelante, me puede dar la sorpresa. Le voy a dar más datos: en Siria no hay internet, tampoco modem. Mi hermano pidió permiso para ello hace más de dos años. No hay. Siria es una dictadura. Así funcionan las dictaduras. Es más, para tener un fax hay que pedir permiso. Lo dan generalmente a la gente del sistema. Yo no pude en este último viaje mandar mis artículos desde Damasco, porque no se puede. La gente que tiene fax cree que la policía tiene forma de recibir el mismo fax en sus oficinas y checarlo, y los faxes públicos se quedan con la copia, esta es la realidad. Usted ahora estará pensando: ¡pero qué atraso, qué horror! Estos mismos hombres, atrasados, sin internet, sin modem, sin fax, cuando entran en las competencias internacionales las ganan, porque llegan a tiempo cuando usted llega tarde. Porque en México tenemos internet pero no tenemos sentido del tiempo. Ellos están atrasados sobre nosotros al no tener internet y nosotros somos atrasados sobre el mundo entero al no habernos dado cuenta que el tiempo se volvió el valor esencial en el capitalismo. Además ganan los mercados porque cumplen con las exigencias de control de calidad y nosotros no, es decir, que saben competir; y para colmo en las negociaciones se hacen acompañar de un especialista en derecho mercantil y derecho internacional, y a nosotros ni se nos ocurre, porque tampoco tenemos el sentido de la ley. ¡Ah, pero tenemos internet! ¿Qué quiero decir con todo esto? Quiero decir que el mundo no va tan rápido como se cree que va cuando se mira únicamente a sus élites. Y quiero decir que es complejo. En el mundo, en cada país y en cada hombre conviven lo arcaico y lo futurista, y la flexibilidad que se necesita para manejar estas complejidades no está en Internet, está en la inteligencia y en la sensibilidad de cada uno de nosotros.
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