La universalidad es fruto de los acuerdos que no se dan si no en el diálogo, las reglas de nuestro juego de enviar mensajes entre nosotros y con nosotros mismos, es una convención y un secreto.
Creo firmemente en el diálogo y en que el monólogo no existe.
Confío en que cuando uno se encuentra solo, en algún aspecto de su deseo, se divide en varios para poder dialogar.
Creo en el mutismo, porque en él existe la multiplicación y el desvanecimiento de uno mismo para hacerse posible en alguno de sus otros que logran materializarse en cualquiera de sus imágenes de sí mismo. Que le permiten abandonarse y rediseñarse.
Espero con paciencia a que el diseño de cualquiera de nuestras superficies sea la realización de esos seres discursivos y que así todos desconfiemos por igual de las credenciales y cualquier otro cuerpo de texto o de datos que ose definirnos.
Espero no encontrarme nunca si no en el otro. Espero la otredad con ansias. Deseo caminar siempre en reversa para ver cómo mis documentos no hacen si no envejecer y alejarse de mi actualidad, o al menos para tener decisión si quiero, de borrar mis propias huellas. Decisión y poder.
Deseo escribir a placer y ver en mi texto cómo es que discursivamente uno es nunca la misma persona y cómo ya no soy el mismo que se desprendió de la primera línea. Quiero ser un individuo textual.
Del proyecto SUPERCOMPRIMIDOS, Textos de alta velocidad
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