Dicen que los que nos dedicamos a
pensar, que estudiamos eso, que vivimos de eso, no estamos hechos para cerrar
puertas, no resolvemos muchas cuestiones, más bien llevamos toda nuestra vida
planteando de distintas maneras la incertidumbre. Es completamente cierto.
¿Cómo no preguntarnos cosas?, bueno, así trabaja también el artista plástico,
se debe a ese movimiento que se desborda y es incontenible. En el arte como en
otras cosas el no cuestionarse, la calma absoluta y la mediocridad son muy
semejantes, se representan entre sí.
La presente muestra se debe a ese
movimiento interno y a ninguna otra cosa. Trata de compartir la obra de unos
artistas para quienes el dibujo es un medio y una finalidad, eso plantea un
objeto muy específico y de gran seriedad, pone una verdadera distancia entre el
dibujo y la pintura, les corresponden espacios distintos. Esa clase de
cuestiones no suceden desde la pasividad y una vez que concebimos esto hay que
pensar ahora en la imagen. Para quien trabaja con el dibujo de ésta manera, el
boceto prácticamente no existe, hay una relación inmediata con la imagen. La
imagen es un desborde de sentido, es decir, no posee una relación simbólica
directa, como sucede con las palabras, tampoco es una relación de la imagen con
la realidad, lo que llaman representación, todo lo que discute la Semiótica y
la Retórica se queda ridículamente corto, más bien se trata, de una trama infinita
entre deseo y realización. El movimiento de que hablamos es esa trama de
cuestionamientos tanto técnicos como estéticos, que producen una imagen llena
de sentido y que al desbordar muestra que ese es su movimiento.
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