III
EFECTO SIN OBJETO, FIN SIN MEDIO
Debe haber sucedido algo para que la sustancia, la esencia o el contenido se distanciaran de la identidad que les suponía su propia forma. La idea de un abstracto que no es equivalente de su forma, o bien que ha escapado de ésta, y, por otro lado, la negación de esa forma que antes era propia es ese modo de forzar la identidad material. De este escape de contenido es que la materialidad del objeto artístico altera su estado y proyecta su valor a otros espacios, es un contenido que rebasa el concepto de “obra”, que sigue su búsqueda de una forma correspondiente, específica. Este cambio ha sido más claro en dos vertientes que antes fueron una unidad, ambas proceden del arte abstracto: la mismidad de la forma y la mismidad del contenido, es decir, la forma se condujo a una posición que sólo puede ser representada en cuanto forma, por otro lado el contenido tomó un carácter de presencia factual y literal, ambas aplicaciones como representaciones más complejas. El expresionismo y el minimalismo abstracto se separaron de la dureza del conceptualismo literal y descriptivo. Aún así, esto sólo compete a la identidad que cambió de lugar y que sigue el mismo sentido en el cual se desmantela. El proceso artístico como algo que también se compara con el estatus de producto de la obra de arte, se ve involucrado en problemas filosóficos e implicaciones de la narrativa, y se debe a que antes no existía esa mismidad. El arte de proceso tal vez no sea ese que presenta objetos en descomposición o en un tiempo medido, filmado o monitoreado de las más diversas formas, sino aquél que presenta el objeto artístico como indicio de un proceso incontenible del cual se narra una ausencia. El proceso se corrompe al ser mostrado como un objeto eventual, como una unidad aislada, ya que el proceso no tiene principio o fin. La historia es la ausencia de tal proceso. El arte siempre ha sido objeto histórico, pero al ser cuestionada la cualidad de documento se presenta una duda acerca de su necesidad, y, aunque el arte contemporáneo busque la forma en el planteamiento, el individuo que lo ha construido migra a cualquier espacio para contener. Una vez más se constata que el objeto de exposición solamente representa un acto y una decisión. Pero esta cualidad de objeto migratorio o procesual, está dada por el proceso de discurso artístico que pierde sentido al convertirse en convención, y la dialéctica de la esencia y del sentido, discusiones que corren paralelas en un terreno mucho más amplio y más importante que el del arte. (Se repite demasiado la palabra "proceso", pero no quiero editar el texto a partir de mi posición actual)
El arte conceptual es fruto de una desobjetualización, no viceversa, de hecho es ésta aclaración una de las premisas. El efecto del pensamiento en torno al objeto, y de todo lo que se ha dicho, y hecho con éste (logos y techné), y con todo lo que se discurre de su inestable objetividad y sus posibilidades denotativas y connotativas, es un efecto de aislamiento que ha orillado al objeto fuera de su sentido, a su contenido fuera de identidad y a su motivo ausente. El motivo del objeto industrial es ser producido en serie para ser consumido. La capacidad de trabajo de un obrero pierde su sentido y su valor como poder, como potencial, al ser sustituido por máquinas. Es decir, el sentido del objeto está en juego. Pero, ¿Cómo es que éste problema rebasa todo límite? ¿Por qué un objeto puede cambiar su propio sentido tanto como el de otros objetos y por qué es el sentido tan importante?
Para el arte el sentido y el contenido han sido cosas esenciales, al abstraer, lo único que no debe perderse es el sentido. El problema del sentido ha formado lógicas y semióticas; el arte,y en sí la humanidad, en cualquier momento puede cambiar de sentido, por eso es importante. La semiótica ha planteado inicialmente que las palabras y las cosas que designan no son completamente dependientes, que son objetos distintos, y que el sentido que juntos o separados conjugan es diverso y específico para cada relación. De manera similar ha sido conveniente decir que objeto y objeto histórico no son equivalentes, por ello el descubrimiento de la historia como fractura ha sido una herramienta y un motivo que ha brindado el posmodernismo para desconfiar del estado objetual del arte (Aquí en esta parte ya no se, no confío tampoco en la moda del posmodernismo, tal vez antes, pero ya no). Si el objeto histórico no posee el mismo sentido que el objeto concreto puede ser eliminado.
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